Más de 300 muertes en el día más mortal del condado de L.A. por COVID-19
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Los Ángeles reportó más de 300 nuevas muertes por COVID-19 el viernes, su récord más alto en un solo día hasta la fecha.
Según cifras preliminares emitidas por las jurisdicciones de salud locales, el condado registró al menos 309 decesos adicionales —una cifra que fácilmente superaría el máximo anterior de 291, reportado en la víspera de Año Nuevo.
El récord se produjo en el primer aniversario de cuando el condado emitió su primera alerta de salud sobre el coronavirus.
Durante el período de 12 meses, lo que esa alerta llamó un “brote de neumonía de etiología desconocida en la ciudad de Wuhan, China”, se ha transformado en la “enfermedad infecciosa más importante” del siglo, señaló el Dr. Paul Simon, director científico del Departamento de Salud Pública de Los Ángeles.
“La escala de la tragedia asociada con esta pandemia es insondable, más aún porque gran parte de ella se pudo prevenir”, comentó durante una sesión informativa el viernes.
En conjunto, el condado ha reportado al menos 889.000 casos de coronavirus y un mínimo de 11.800 muertes. Más de medio millón de contagios y arriba de 4.300 decesos se han registrado desde Acción de Gracias.
Y dado lo sucedido durante la reciente temporada navideña, Simon subrayó que “anticipamos que el número de hospitalizaciones y muertes seguirá siendo alto durante este mes”.
El líder de un grupo comercial que representa a los nosocomios de California indicó el viernes que se espera que el pico de la ola actual inunde el sistema de salud del estado en aproximadamente una semana.
A pesar de que los hospitales de toda la entidad ya están lidiando con un número récord de pacientes con COVID-19, “anticipamos que lo peor de esto llegará en alrededor de una semana o 10 días, y podría continuar hasta el mes de febrero”, informó Carmela Coyle, presidenta y directora ejecutiva de la Asociación de Hospitales de California.
“Esto no tiene precedentes en nuestro estado, ni en la nación, ni en el mundo”, señaló durante una conferencia telefónica. “Pero hoy nos encontramos, en términos de números, en un momento en el que estamos parados en la playa y vemos que se acerca un tsunami”.
California está añadiendo actualmente, en promedio, poco menos de 40.000 nuevos casos de coronavirus todos los días —una tasa que se ha estabilizado recientemente, pero aún es masiva y tiene consecuencias igualmente importantes.
Los funcionarios estatales han dicho que alrededor del 12% de las personas con infecciones por coronavirus diagnosticadas deberán ser hospitalizadas. Si ese cálculo es acertado, entonces los aproximadamente 278.000 casos confirmados en todo el estado desde el día de Año Nuevo eventualmente conducirán a alrededor de 33.000 californianos en nosocomios en las próximas semanas.
Cuando se trata del impacto de COVID-19 en el sistema hospitalario, “la historia se escribió semanas antes y esa es la latencia entre la propagación viral y la infección, y la necesidad de atención inmediata”, expuso Coyle.
“Todos esperábamos empezar a ver cierta reducción en estos números”, comentó. “Ese no ha sido el caso”.
Los funcionarios de salud han señalado durante mucho tiempo que la progresión de la pandemia es predecible e inevitable. Las personas se infectan con el virus y, en aproximadamente dos semanas, algunas enferman lo suficiente como para requerir hospitalización. Poco tiempo después, las condiciones de algunos pacientes empeorarán hasta el punto de necesitar cuidados intensivos y una parte de ellos morirá.
La naturaleza rezagada de la progresión de la enfermedad significa que se necesitan semanas para evaluar completamente las consecuencias de las acciones de los residentes y las empresas. Al igual que para que la vigilancia personal renovada o las restricciones impuestas recientemente comiencen a mostrar resultados.
Los funcionarios de salud han dicho que el aumento actual que azota a California comenzó alrededor del 1 de noviembre, pero se aceleró a principios de diciembre —impulsado por viajes y reuniones durante las vacaciones del Día de Acción de Gracias.
Existe una preocupación real de que un patrón similar esté a punto de afectar al estado después de la temporada de vacaciones de invierno.
Si bien las poblaciones hospitalarias cambian con regularidad a medida que llegan nuevos pacientes, y los existentes son dados de alta o mueren, el sistema de salud de California ya está debilitado por el implacable aumento de ocupación, y se teme que será difícil manejar un incremento mayor.
Hasta el jueves, el día más reciente para el que se dispone de datos completos, había 21.855 pacientes con coronavirus hospitalizados en California, con 4.812 en cuidados intensivos.
Aunque la cantidad de pacientes ya no está aumentando al ritmo que lo hacía hace semanas, y en realidad ha fluctuado un poco en los últimos días, todavía ha incrementado un 15% desde Navidad. Más personas con COVID-19 también requieren cuidados intensivos.
Debido a que la cantidad de californianos recién infectados sigue siendo alta, no se vislumbra un alivio a corto plazo.
“Anticipamos que otras 15.000 personas, entre ahora y el 18 de enero, necesitarán ser internadas para atención hospitalaria”, informó Coyle. “Esta es una situación difícil, tensa”.
A menos que se controle la transmisión, los nosocomios de Los Ángeles y el estado seguirán abrumados por pacientes con COVID-19.
En el condado las hospitalizaciones se han estabilizado en un número alto, oscilando entre 7.900 y 8.100 de lunes a jueves. Si bien se ha evitado recientemente parte del fuerte crecimiento observado anteriormente en el aumento, los funcionarios advirtieron que este nivel de ocupación es insostenible, ya que ha sumido al sistema de salud en una crisis, ha creado una escasez de ambulancias disponibles y ha obligado a los pacientes a esperar horas para tener acceso a una cama.
Otro aumento, han dicho los funcionarios, podría obligar a los centros de salud a racionar la atención en caso de que los recursos y el personal se reduzcan demasiado.
“Es difícil, creo, para muchos de nosotros comprender realmente lo que nuestras enfermeras, médicos y otros líderes hospitalarios están enfrentando en este momento”, señaló Coyle. “No hay duda de que, en algunas partes del estado, las personas que han dedicado y comprometido sus vidas a cuidar y curar están viendo cosas que antes nunca hubieran pensado”.
Tanta gente muere a causa del COVID-19 en Los Ángeles, que los funcionarios estatales ahora planean establecer morgues temporales para ayudar a manejar la cantidad de cuerpos.
La medida fue anunciada por la Oficina de Servicios de Emergencia del Gobernador de California el jueves —el mismo día en que el condado informó 205 nuevas muertes por COVID-19, y el tercer día consecutivo en que más de 200 angelinos perecieron en la pandemia.
Los Ángeles ha promediado 171 decesos por COVID-19 al día durante la semana pasada y las autoridades advirtieron que el número de víctimas solo seguirá aumentando a menos que la región pueda contener el coronavirus.
“Hemos perdido demasiadas vidas por el COVID-19 en el condado y, lamentablemente, seguiremos perdiendo más hasta que podamos hacer que todos trabajen juntos para romper la cadena de transmisión”, señaló esta semana la directora de salud pública de Los Ángeles, Bárbara Ferrer.
Los funcionarios estatales dijeron que una morgue temporal estaría ubicada en un estacionamiento junto a la oficina del forense del condado e incluiría al menos una docena de remolques de 53 pies suministrados por la ciudad y Cal OES, así como otros contenedores de almacenamiento refrigerados.
Cal OES también ha facilitado la distribución de 88 vehículos adicionales —10 de los cuales están diseñados para servir como morgues temporales y se han enviado a ubicaciones en Los Ángeles, Imperial, Sonoma, San Bernardino y Monterey, según un comunicado de su oficina.
Estos recursos ayudarán a “asegurarnos de que no haya congestionamientos grandes o, si los tenemos, se traten con respeto y dignidad, y que se tenga el equipo adecuado o los materiales necesarios para forenses y examinadores médicos para tratar eficazmente a los difuntos”, expuso el director de Cal OES, Mark Ghilarducci, en una declaración.
Las acciones del estado son las últimas en un esfuerzo por aliviar la presión sobre las morgues de los hospitales y las privadas, ambas se están quedando sin espacio de almacenamiento para los cuerpos de las víctimas del COVID-19.
Las autoridades dijeron la semana pasada que se había llamado a la Guardia Nacional de California para ayudar a los trabajadores del condado, mientras los cadáveres de las morgues de los hospitales se trasladan al almacenamiento en el Departamento del Médico Forense de Los Ángeles.
Más de 28.000 californianos han muerto por COVID-19 durante la pandemia y el número de víctimas está aumentando rápidamente.
El estado ha tenido un promedio de 368 muertes diarias durante la última semana, un aumento del 45% desde hace catorce días, según datos compilados por el Times.
Desde Navidad, casi 4.600 personas en la entidad han fallecido por COVID-19.
Los Ángeles se ha visto particularmente afectado. Las más de 11.500 muertes relacionadas con el coronavirus en el condado representan el 40% del total de California, aunque la ciudad constituye solo una cuarta parte de la población del estado.
El siguiente número más alto de muertes es de Riverside, con 2.189. Durante la última semana, un promedio de 204 personas al día falleció por COVID-19 en ese condado.
Los Ángeles registró su cuarta cifra diaria más alta de nuevos casos de coronavirus el jueves, con 18.764, según un recuento del Times de las jurisdicciones de salud locales. Eso está por encima del promedio diario durante la última semana de aproximadamente 14.000.
California registró poco menos de 40.000 nuevos contagios el jueves, continuando una tendencia durante la última semana que muestra que el total diario estatal se estabiliza alrededor de ese nivel. Eso es un poco menos que el pico de mediados de diciembre, cuando California informaba hasta 45.000 casos nuevos por día.
Sin embargo, los funcionarios advirtieron que la tasa de infecciones sigue siendo demasiado alta para brindar algún tipo de alivio real.
“No creo que esto sea un nuevo período de estabilidad”, señaló el jueves el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti. “De hecho, pienso que es solo una pausa antes de un nuevo pico provocado por el evidente movimiento que sucedió alrededor de Navidad y Año Nuevo. Así que espere, porque las cosas pueden empeorar”.
Aproximadamente una de cada cinco pruebas de coronavirus que se realizan a diario en el condado da positivo, una tasa asombrosa que subraya cuántas personas se encuentran infectadas y son contagiosas.
“Tenemos el poder de controlar este virus si elegimos hacerlo, y realmente depende de nosotros”, señaló esta semana la Dra. Christina Ghaly, directora de servicios de salud del condado.
Pero lo peor, como presagió Garcetti, probablemente aún esté por llegar. La mayoría de las personas internadas en los hospitales de Los Ángeles por COVID-19 se infectaron antes de Navidad. No será hasta la próxima semana, dicen los expertos, que quede claro cuánto peor podría ser el aumento posterior a las vacaciones.
En este punto, funcionarios y epidemiólogos puntualizan que la mejor forma en que los californianos pueden mantenerse a salvo del coronavirus es quedarse en casa tanto como sea posible. Si se aventura a salir, es importante usar cubrebocas y mantener la distancia física de quienes se encuentran fuera de su domicilio, subrayan las autoridades.
Ferrer dijo que “no podemos enfatizar lo suficiente que tenemos que, en este momento, encontrar la manera de cambiar realmente la trayectoria en la que nos encontramos”.
“En verdad no hay forma de ayudar a nuestros hospitales, a menos que reduzcamos el número de casos. Simplemente no la hay”, manifestó. “El alto número de contagios se traduce automáticamente en una gran cantidad de personas que necesitan atención hospitalaria”.
Iris Lee y Lila Seidman contribuyeron a este artículo.
Para leer esta nota en inglés haga clic aquí
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