El odio como discurso; el precandidato republicano está creando un ambiente explosivo
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LOS ÁNGELES — Donald Trump ha decidido atacar parejo: lo mismo promete la deportación de 11 millones de personas, que la construcción de un muro fronterizo o el retiro de la ciudadanía norteamericana a los niños nacidos en suelo norteamericano, hijos de padres indocumentados.
La ofensiva de Trump está cuidadosamente planeada y como sus antecesores, ha tenido como objetivo utilizar a los inmigrantes indocumentados como chivos expiatorios de todos los males que aquejan a este país.
Para fortalecer su propuesta de deportaciones, utilizó el desafortunado crimen de una turista en San Francisco que fue asesinada por un inmigrante indocumentado que había sido deportado en al menos cinco ocasiones.
El resultado de su campaña está a la vista de todos. Hace apenas cinco meses, la reforma migratoria era casi un hecho. Hoy está menos al alcance que nunca, y lejos de legalizar el estatus de millones de personas, hoy se habla de deportaciones masivas, de vallas metálicas y hasta de la eliminación de las ciudades santuario.
La táctica del ataque no es nueva. En el 2011, él fue uno de los instigadores de las teorías de que el presidente Obama no tenía un acta de nacimiento porque no era norteamericano, y aseguraba que era musulmán. Lo mismo hizo en su momento, el gobernador Pete Wilson, de California en 1994, cuando promovió, a través de la propuesta 187, negar todo tipo de servicio a los inmigrantes indocumentados, incluyendo salud y educación.
Con la estrategia del rumor y la confrontación, ha logrado atraer los titulares periodísticos de prácticamente todo el mundo.
Su más reciente antagonismo fue con el conocido presentador de noticias de Univisión, Jorge Ramos, quien durante una conferencia de prensa en Iowa, fue sacado literalmente por un guardia de seguridad de Trump.
El video de Ramos siendo escoltado hacia la salida fue repetido hasta el cansancio en la mayoría de las estaciones de televisión. Pero la parte más indignante es cuando un sujeto, le dice que se vaya de su país.
Un ambiente antagonista
Trump, más allá de las encuestas y la popularidad, está aglutinando a los sectores más resentidos de este país: a los anglosajones golpeados por la pobreza, a los homofóbicos, a los antiinmigrantes, a los racistas, a los propietarios de armas, generando un discurso cada vez más caldeado y explosivo.
“Se está creando de nuevo una atmósfera envenenada contra los latinos”, alertó Mark Potok, vocero del Southern Poverty Law Center (SPLC), un centro que analiza los grupos de odio.
El experto recordó que una retórica como esta disparó en más de un 40 % los crímenes de odio contra hispanos entre 2003 y 2007 durante una época en la que el entonces presentador de la cadena de televisión CNN Lou Dobbs incluso llegó a sugerir que los inmigrantes traían la lepra.
“La invasión de extranjeros ilegales está amenazando la salud de muchos estadounidenses”, dijo Dobbs en abril de 2005 durante su programa diario con horario estelar, para luego presentar un informe sobre la lepra.
En junio, Trump se refirió a los indocumentados de origen mexicano como “criminales” y violadores” durante la presentación de su candidatura, a lo que sumó recientemente un duro plan migratorio contra los “bebés ancla” y que busca deportar a todos los indocumentados.
“Esta clase de palabras tienen consecuencias, se convierten en ataques criminales, especialmente si vienen de personajes bien conocidos”, aseguró Potok.
La semana pasada, la Policía de Boston (Massachusetts) reportó que la paliza propinada por dos hermanos a un indigente de origen hispano fue inspirada por los comentarios de Trump. La víctima, de 58 años y que dormía en la calle, se despertó al ser orinado por los hermanos que le golpearon con una barra de metal.
Robert Trestan, directivo de la Liga Antidifamación Judía (ADL) en la región de Nueva Inglaterra, expresó que los candidatos, funcionarios electos y líderes comunitarios “deben abstenerse de utilizar lenguaje incendiario, ya que esto tiene un impacto en el terreno, que es lo que sucedió en Boston”.
El informe policial divulgado por la prensa reveló que uno de los hermanos comentó tras la paliza que “Trump tiene razón, y todos estos ilegales deberían ser deportados”.
“Siempre hay una preocupación de un contragolpe cuando el lenguaje que deshumaniza o estereotipa a un grupo de personas se convierte en un lugar común y es aceptado”, advirtió Trestan.
“Trump está cohesionando fuerzas de odio que a veces son dispersas o no tienen tanto perfil en una fuerza muy peligrosa”, dijo Salvador Sarmiento, directivo de NDLON, una coalición nacional que agrupa a más 45 grupos de trabajadores inmigrantes.
Este discurso de odio es “alarmante porque siempre va ligado con una tendencia a la violencia, a la agresión”, agregó Sarmiento, quien se mostró preocupado por “la vulnerabilidad extrema que enfrentan en este ambiente los trabajadores inmigrantes y jornaleros”.
En abril pasado tres jóvenes estadounidenses mataron a Onésimo López, de 18 años, en Júpiter (Florida), cuando salieron a “cazar guatemaltecos”, según la Policía, que calificó el crimen como de odio racial.
Para esta nota se utilizó material del servicio de cable de EFE
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