Cinco cosas que debe saber sobre el Congreso, los votos electorales y la última posición del Partido Republicano
![Sen. Josh Hawley (R-Mo.) said he would officially object to President-elect Biden's victory.](https://ca-times.brightspotcdn.com/dims4/default/33b6e52/2147483647/strip/true/crop/6000x4000+0+0/resize/1200x800!/quality/75/?url=https%3A%2F%2Fcalifornia-times-brightspot.s3.amazonaws.com%2Fdf%2Fc6%2Fd0ac57ad448cbd7a6dfe92767e23%2Fgettyimages-1189430885.jpg)
Hawley planea objetar mientras el Congreso certifica la victoria de Biden. Cambiar los resultados no es el punto.
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En la etapa final de una temporada electoral llena de complicaciones, el senador Josh Hawley (R-Mo.) anunció su intención de objetar mientras el Congreso formaliza la victoria del presidente electo Biden, una medida que amenaza con complicar un proceso que históricamente ha sido más ceremonial que formal.
Cada temporada electoral está marcada por la misma conclusión: El 6 de enero, una sesión conjunta del Congreso cuenta oficialmente los votos del Colegio Electoral, y luego vota para aceptar los resultados, formalizando el ganador.
El anuncio de Hawley prepara el escenario para que los leales a Trump aprovechen una ley de 1887 y monten un desafío final a la victoria de Biden, incluso en medio de las advertencias de los líderes del partido para que abandonen el tema.
La portavoz de Biden, Jen Psaki, calificó el desafío de Hawley a la certificación del Colegio Electoral como “payasadas”.
“Esto es una mera formalidad y ciertamente debe ser tratado como tal y sin importar las payasadas que alguien esté haciendo el 6 de enero, el presidente electo Biden será juramentado el 20”, manifestó.
Ninguna objeción ha cambiado nunca los resultados de las elecciones, y los legisladores que las plantean se enfrentan a una fuerte crítica para legitimar sus reclamaciones. Aún así, una objeción descorre el telón en el final del proceso electoral americano. Así es como funciona todo.
Este miércoles 6 de enero, el presidente Donald Trump prepara su segundo y último ataque masivo a la democracia de Estados Unidos, bajo el argumento de un fraude electoral, ya rechazado por 62 cortes federales y la Suprema Corte de Justicia de la nación.
¿Cuál es el papel del Congreso en los resultados de las elecciones?
Cuando el Congreso comienza una nueva sesión después de una elección presidencial, aceptar formalmente los resultados es una de sus primeras acciones. La Cámara y el Senado se reúnen para contar los votos emitidos por el Colegio Electoral y certificar el recuento final.
“Por lo general es un ritual bastante simple”, dijo Derek T. Muller, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Iowa.
Pero las reglas que gobiernan el proceso tienen décadas de antigüedad y eso hace que todo sea un poco más complicado, destacó Gayle Alberda, profesora asistente de política en la Universidad de Fairfield.
En 1887, el Congreso aprobó la Ley de Recuento Electoral, gran parte de la cual permanece sin cambios. Las elecciones de 1876, cuando Rutherford B. Hayes se enfrentó a Samuel Tilden, fueron un desastre; algunos estados enviaron múltiples series de papeletas con resultados contradictorios.
Tratando de evitar que se repitiera, los legisladores establecieron directrices sobre cómo contar las papeletas y qué hacer cuando surgen disputas. El Congreso sería el árbitro.
¿Qué es una objeción?
En un pasado lejano, los legisladores rutinariamente no estaban de acuerdo con los resultados.
El proceso de objeción fue diseñado con tres escenarios en mente, señaló Michael T. Morley, profesor asistente de leyes en la Facultad de Derecho de la Universidad Estatal de Florida. En los años posteriores a la Guerra Civil, se presentaron múltiples series de votos electorales. Los legisladores también anticiparon las disputas sobre el voto de un elector, o sobre si podía ser emitido en primer lugar.
Si dos legisladores, uno de cada cámara, disputan el recuento de un estado, pueden presentar una objeción formal. Por ley, el Congreso debe considerar esa objeción, según el Servicio de Investigación del Congreso.
Seguirán hasta dos horas de debate en cada cámara para determinar si la objeción tiene mérito, seguido de una votación sobre qué resultados aceptar.
En las últimas décadas, ha habido menos oportunidades para que el Congreso entre en controversia debido a los resultados, aún cuando el mecanismo para abordarlos se ha mantenido. Los gobernadores de los estados certifican los votos populares de su estado, que el Congreso suele aceptar como sello de aprobación. Luego está el plazo federal que obliga a los estados a resolver cualquier disputa sobre el recuento de sus votos.
El resultado, dijo Muller, es que el debate sobre las objeciones se ha “convertido en un teatro para que los miembros del Congreso expresen sus quejas sobre el resultado de la elección presidencial”.
El anuncio de Hawley lo alinea con el representante Mo Brooks (R-Ala.), quien dijo a principios de este mes que él también planeaba objetar. Eso es suficiente para presentar una objeción formal.
El presidente Donald Trump presiona al secretario de Estado republicano de Georgia a que “encuentre” suficientes votos para revocar el triunfo de Joe Biden en los comicios presidenciales en el estado, citando repetidas veces alegatos de fraude refutados y planteando la perspectiva de un “delito penal” si las autoridades no modifican el conteo, según una grabación de la conversación
¿Qué pasará después?
Si Brooks y Hawley siguen adelante, expresarán su objeción el 6 de enero.
Ambas cámaras tendrán que seguir los procedimientos establecidos por la ley.
Pero Brooks, Hawley y sus partidarios no obtendrán la mayoría simple que necesitan para legitimar sus reclamos... Los demócratas tienen la mayoría en la Cámara. En el Senado, el líder de la mayoría Mitch McConnell (R-Ky.) advirtió a los republicanos que no se involucraran con los esfuerzos de Trump para alterar los resultados de las elecciones.
Aún así, como dijo Muller, es probable que sean muy conscientes de sus posibilidades. Señala una serie de intentos de objeción desde que George W. Bush derrotó por poco a Al Gore en 2000, en gran parte con la intención de expresar su descontento con el resultado o el proceso electoral.
“Se supone que el recuento de votos electorales no es el foro para esto”, subrayó Morley. “Pero [la objeción planeada] parece estar en línea con la forma en que se ha utilizado el proceso en las últimas décadas”.
Solo se han presentado dos objeciones formales, una en 1969 y otra en 2005. Ninguna de ellas tuvo éxito, dijo Alberda.
Entonces, ¿por qué algunos republicanos están objetando?
Hay muchas razones por las que alguien podría querer objetar, incluso si el fracaso es casi seguro.
“¿Creo que los desafíos que veremos tendrán mérito? No, espero que Biden sea certificado”, manifestó Alberda. “¿Pero supongo que hay mucha política en juego? Absolutamente”.
Trump ha estado aplicando una intensa presión sobre los republicanos para objetar, con la esperanza de descarrilar la victoria de Biden, como parte de su campaña para desechar los resultados de los estados indecisos que fueron a favor de su oponente.
Alberda dijo que también podría ser una apuesta para que los leales a Trump retengan el apoyo de su base de votantes, mientras que también obliga a los críticos a una situación difícil. Un voto sobre la legitimidad de una objeción es un voto asentado en un registro público.
“Esto es realmente difícil para los funcionarios republicanos electos. Hay que dejar constancia ahora, ya sea que se mantengan los resultados o no”, señaló. “Eso te pone en una posición muy difícil y podría volver a atormentarte en el futuro”.
¿A dónde vamos a partir de aquí?
En todos lados, la objeción parece menos sobre la impugnación de los resultados y más sobre la puesta en evidencia de un descontento más amplio con nuestro sistema electoral.
“Como mínimo, el Congreso debería investigar las acusaciones de fraude electoral y adoptar medidas para asegurar la integridad de nuestras elecciones”, dijo Hawley en su declaración. “Pero el Congreso hasta ahora no ha actuado”.
No hay pruebas de fraude electoral y la integridad de las elecciones se ha afirmado repetidamente a nivel estatal, en los tribunales y en Washington.
Pero el 2020 fue una tormenta perfecta de tensión, entre un electorado polarizado y la negativa de Trump a ceder. En medio de una pandemia, los estados tuvieron que adaptarse, revisando los procedimientos de voto en ausencia e introduciendo tecnología como la transmisión en vivo en los centros de conteo de votos, todo esto mientras los votantes en casa tenían tiempo de prestar atención.
“Hubo muchos litigios y cambios en lo que podríamos considerar el proceso típico”, expuso Muller. “Esa incertidumbre ha producido una mayor frustración con el resultado”.
La escritora del Times Janet Hook contribuyó a esta historia.
Para leer esta nota en inglés haga clic aquí
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